Recuéstate, sueña y respira profundamente.
No te inclines, no pienses en descansar.
Déjate llevar por la vaga voluntad del pasto.
Abre los ojos y no mires,
Déjalos respirar, ellos también lo hacen.
Revuelve lento y con la fuerza de tus dedos baila junto al viento,
Déjalos ir y venir.
¿Por qué dudar del aroma de un rosal?
Negar la belleza del tallo erguido hacia su sombrero de pétalos es tan infame como desnudarse sin sonreir.
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